1. CALLE RONDA
En nuestra anterior entrega nos quedábamos en el portal de Zamudio, a las puertas de las Siete Calles. Pero no vamos a entrar directamente en ellas, sino que vamos a bordearlas por Ronda. Este nombre se daba al camino que quedaba entre la muralla y las casas, por el que se hacía la ronda de vigilancia. Pero cuando las casas crecieron hasta la cerca absorbieron el paseo de ronda, y su nombre se “desplazó” al exterior, a la nueva calle surgida fuera del Casco. Conservamos el nombre, aunque cambiamos el sitio. Siguiendo la calle veremos algunos fragmentos de aquella muralla: paños de sillería que quedan a nuestra derecha.
2. SAN ANTÓN Y EL LIBRO DE `FUESAS´
Y llegamos a San Antón. Aquí hubo primero un castillo controlando el puente, y después una iglesia que sería sustituida por la actual en torno a 1500. En origen el puente estaba delante de la iglesia, y no detrás. Una joya documental del templo, que se conserva un lugar especial de la exposición permanente del Centro Icaro de interpretación de archivos, es el libro de `fuesas´ o encajonados de sepulturas de la parroquia (1503-1666). Con sus 28 hojas de pergamino y la singularidad de sus anotaciones. Quedan asentadas las fosas de enterramientos en el pavimento de la iglesia, por “rencadas”, con indicación de la posición de las fosas respecto a referencias en la iglesia, el dueño o dueños en el momento de confeccionar el libro y las personas que han ido ocupando las mismas. Pongamos por ejemplo el detalle de la imagen: “Yten la segunda de martin el çapatero e de su muger doña mari vañes de atucha: agora es de Joan de Uvieta albardero e de su muger por quanto le yzo […]”, 1535.
3. ARCOS DEL MERCADO DE LA RIBERA
Frente al popular mercado de la Ribera están los arcos. Su origen se remonta al final de la Edad Media, cuando los propietarios de las casas que estaban adosadas a la muralla de esa parte de la villa empezaron a abrir balcones hacia la Plaza Mayor. Al hacerlos cada vez más grandes, tuvieron que sujetar su amplio vuelo con unos pilares de madera, creando debajo una especie de pasillo cubierto. El paso siguiente fue decir que, puesto que esos balcones eran suyos, lo de debajo también. Lógicamente el ayuntamiento se opuso, y se inició un largo pleito que acabó dando la razón al ayuntamiento, y el espacio de calle quedó como público: nacían así los arcos de la Ribera, tan prácticos en nuestro lluvioso clima.
4. Iglesia de Santiago
Por Belosticalle, pasando por delante de la portada del palacio Arana, con sus salvajes sujetando el escudo, nos dirigimos a la iglesia de Santiago, la catedral de Bilbao. El templo es ya citado en la carta puebla de la villa, en 1300. Pero lo que hoy vemos fue construido en torno a 1400, tras desaparecer el edificio anterior presa del fuego. Se trata de un edificio gótico, de tres naves escalonadas y con una girola que circula por detrás del ábside, con una curiosa bóveda que combina tramos cuadrangulares con otros triangulares, en cuña. Más tarde, hacia 1515, se le añadirían la sacristía y el delicioso claustro, con su puerta del Ángel abierta hacia la calle Correo rematada por una concha de peregrino, alusión a la tradición jacobea de Bilbao. Y hacia 1580 se construyó el monumental pórtico. La última aportación al edificio es la monumental fachada neogótica diseñada por Severino de Achúcarro (1880-1887). En el Archivo Diocesano AHEB-BEHA, en el libro nº1 de registros originales de bautizados de la parroquia del Señor Santiago (1532-1572), se encuentra el primer libro sacramental de Bilbao. Son partidas pre-tridentinas de una extraordinaria claridad y delicadeza, que incluye además inventario y anotaciones de arreos de la parroquia: manteles de mesa, jubones, camisas, servilletas, tocas, cofias y otros
5. Palacio Mazarredo
Seguimos por Bidebarrieta. A nuestra izquierda, el palacio Mazarredo. Como casi todo nuestro barroco es un caserón sobrio, austero, salvo por su aparatoso escudo. Aquí nació el almirante José de Mazarredo, prestigioso militar que además redactó notables obras científicas. Enfrente, abarcando todo el frente de la manzana (nº7-9-11), una de las casas de vecinos más antiguas de la villa (1820). Son viviendas de alquiler, así que el promotor trató de invertir lo menos posible: materiales de bajo coste, mucha altura, nada de ornamentación… La construcción como negocio.
6.- Biblioteca municipal
Pasamos ante la biblioteca municipal, también del arquitecto Achúcarro (1888-1890), en la que vale la pena visitar el salón de actos, con su bóveda pintada por Guinea y Echenagusia. Y por fin desembocamos en el teatro Arriaga –en realidad el tercer teatro que se levanta en este mismo lugar.