1.- Iglesia de San Antón
Empezamos el itinerario por el Casco Viejo bilbaíno. Pensaréis que ya lo conocéis de sobra, pero seguro que aún puede sorprenderos. Es más antiguo de lo que nos dicen los papeles. Sabemos que al menos hacia 1200 el solar sobre el que hoy se alza la iglesia de San Antón, estaba ocupado por unos pequeños almacenes que estarían relacionados con el comercio a través de la ría. Pero el 1 de agosto de 1300, aquella población fue oficialmente ascendida a la calidad de villa, con su fuero propio diferente del de las anteiglesias del entorno. Rápidamente la nueva puebla creció hasta tener siete calles.
2.- Iglesia de San Nicolás
El Arenal, como su nombre indica, en origen era una playa. Las gentes de Bilbao usaban su arena como material de construcción, provocando las iras del ayuntamiento. Pero en el siglo XVI se convirtió en el parque de Bilbao, presidido por la iglesia de San Nicolás que todos conocemos por fuera, pero a la que entra poca gente. La ermita que allí se alzaba se convirtió en parroquia hacia 1500. En el siglo XVIII fue renovada íntegramente, adquiriendo su actual imagen de gran pantalla que domina el parque. Una vez dentro, la pantalla plana se convierte en un espacio circular, acogedor, con unos magníficos retablos y algunas otras piezas, entre las que hay que destacar la imagen de San Judas Tadeo, patrono de las causas difíciles, de gran devoción en la villa.
3.-Plaza Nueva
Entramos al Casco Viejo por Correo, una de aquellas calles “nuevas” abiertas a fines del siglo XV, y pasamos a la Plaza Nueva. Diseñada para dotar a Bilbao de una noble plaza porticada similar a las de Vitoria y San Sebastián, su construcción empezó a principios del siglo XIX, pero tropezó con la falta de fondos del ayuntamiento. Así que cuando Fernando VII visitó Bilbao en 1828 se levantó una plaza de atrezzo a tamaño natural, que fue mostrada al monarca diciéndole que si lograban terminarla le iban a dar su nombre y colocar en el centro su escultura a caballo. El rey picó y dio dinero al Ayuntamiento para acabar la plaza, que nunca se llamó de Fernando VII, ni tuvo su estatua, aunque sí que estuvo ubicada allí por algunos años la de Don Diego López de Haro el fundador de Bilbao, hoy en la plaza Circular.
4.- Iglesia Santos Juanes
Abandonamos ahora la Plaza Nueva en dirección a la de Unamuno. De allí arrancan las Calzadas de Mallona, que unen la villa con el Santuario de Begoña, y el camino de la fuente, Iturribide, por donde llegaban las mulas que desde tierra adentro acarreaban vituallas a Bilbao y descansaban en la Burrería, hoy Museo de Pasos. Nos acercamos a la iglesia de los Santos Juanes. En realidad este templo formaba parte del colegio de los jesuitas, llamado de San Andrés, construido aproximadamente entre 1620 y 1640. Tras su sobria fachada, inspirada en la iglesia romana de Il Gesú, el interior acoge una verdadera colección de recargados retablos barrocos. Pero en 1767, los jesuitas fueron expulsados de España, y la iglesia fue incautada y cedida al Ayuntamiento, que promovió el traslado a ella de la vieja iglesia de los Santos Juanes de Atxuri, entonces en estado ruinoso. Curiosamente el lugar donde se alzaba la antigua iglesia conservó el nombre de plazuela de los Santos Juanes.
5.- Portal de Zamudio
El Portal de Zamudio era inicialmente el único que se abría en la muralla bilbaína hacia el interior. Por él entraban los alimentos que llegaban a través de Iturribide. Y por él entramos, por fin, en las Siete Calles. Pero eso lo dejamos para el siguiente recorrido.