Los diezmos consistían, de forma general, en un tributo en especie entregado a la Iglesia con el fin de contribuir al mantenimiento del culto y del clero, para ornamentos y para ayudar a los pobres en tiempos de necesidad. Estaban sujetos a su pago todas las personas, creyentes o infieles, independientemente de su condición social, incluidos los religiosos, que debían tributar por sus propiedades particulares. Consistía, habitualmente aunque no siempre, en el 10% de la producción agropecuaria y de varios productos elaborados, que todos los fieles tenían que pagar y que, aunque comenzó siendo una práctica “voluntaria” y desde el siglo XIII como impuesto obligatorio y universal. Otros ingresos importantes. que contribuían también a las arcas de la parroquia partían de las aportaciones de los fieles.
ES/AHEB-BEHA/F006.168(1968/006-00): Diezmos, rentas y cuenta de fanegas que se repartían entre los patronos y las parroquias de Markina, Zenarruza y Etxebarria. 1750 (ca). 292 x 205 mm. Papel